
Fisioterapia de los pies
El pie en sus estructuras íntimas. Los huesos, las
articulaciones, los músculos y los tendones. Para conocer a fondo nuestra mayor
herramienta de trabajo.
El pie humano es un todo terreno, se amolda al suelo que
pisa sea liso o escarpado, por eso a veces se abusa de sus posibilidades, y se
quiebra su vida útil. Para mantenerlos en forma, saludables y ágiles es bueno
tener el conocimiento de sus características más esenciales.
Por Margarita Polo Viamontes. Asesor, Santiago Joo.
Caminar, bailar, correr, y estar parados, es algo tan
común entre los seres humanos, que no se aquilata cuanto se debe a esa
estructura perfectamente diseñada, conocida por una palabra tan pequeña como el
mismo pie. En realidad este es un complejo y elevado componente de fuerza,
flexibilidad y movimiento coordinado, capaz de transmitir las tensiones por
todo el cuerpo cuando se camina, corre, salta, baila o simplemente se permanece
parado sobre ellos.
Se sabe, que NO existen dos pies iguales, sin embargo, la
estructura anatómica es idéntica en todas las personas. Una individuo cuando
está parado sobre sus pies, lo sostiene una superficie que solo alcanza unos
300 cm2, y ese breve espacio en que está de pie, soporta con estabilidad un
peso promedio de 70 a 120 Kg. Increíble pero cierto, que tan pequeñas áreas
puedan con tanta masa.
Pero al estar en movimiento, el pie también es supremo,
porque se adapta con flexibilidad a los desniveles de la superficie. Los
ligeros cambios internos de la planta permiten andar descalzos por la suave e
inestable arena de la playa o por caminos accidentados y pedregosos. Estas
posibilidades existen gracias a la anatomía del pie, especialmente diseñada en
la forma de sus huesos, articulaciones y ligamentos, músculos y tendones, vasos
(arterias, venas, linfáticos), nervios, tejido subcutáneo, piel.
A través de los estudios de Anatomía Humana, se sabe que
los miembros inferiores están formados por el muslo, la pierna y el pie. Y
aunque el abordaje del asunto es un poco denso, es interesante comprender cómo
el segmento final del cuerpo, se subdivide en tres regiones. Comenzando por el
tarso con siete huesos, el metatarso con cinco y los dedos con catorce
falanges.
Cuando se observa detenidamente la constitución del
tarso, se nota que existen huesos cortos, dispuestos en dos filas. La fila
posterior o proximal cuenta con un par óseo, el talo (astrágalo) hacia arriba y
el calcáneo hacia abajo. En la anterior o distal sus cinco huesos se disponen
en dos partes, medial y lateral. En la medial se encuentra por delante el talo,
el hueso navicular y por delante de este los cuneiformes: medial, intermedio y
lateral, mientras que en la parte lateral solo hay un hueso, el cuboideo,
situado delante del calcáneo.
La parte conocida por metatarso, la componen cinco
pequeños huesos largos, muy parecidos a los metacarpianos de la mano, pero con
sus especificidades. A estos se les denominan numerándolos a partir del borde
medial plantar. Los dedos del pie, en su evolución para caminar, se
distanciaron de la forma que poseen los de las manos. Así son pequeños sus
huesos largos, llamados falanges proximal, media y distal, aunque el primer
dedo o dedo grueso no tiene falange media. Finalmente, en el pie existen los
huesos sesamoideos, en las regiones cercanas a las articulaciones del primer
dedo.
Por supuesto, estos huesos de los miembros inferiores
están unidos principalmente por articulaciones sinoviales, con menos movilidad
que en los miembros superiores, cuando se consideran aisladamente, pero en
conjunto aumentan la amplitud de los movimientos de esta región porque además
de la marcha, tienen que soportar y transmitir el peso del cuerpo en la
posición bípeda. La articulación talo-crural,
tibio tarsiana o del tobillo une los huesos de la pierna, la tibia y la fíbula,
con el talo del tarso para formar la unión esquelética entre la pierna y el
pie. Algunos estudiosos del tema incluyen en la articulación del tobillo las
otras articulaciones del talo con los huesos vecinos (calcáneo y navicular).
Gracias a las articulaciones del pie se pueden realizar
diversos movimientos, que se ejecutan diariamente por las personas, a veces sin
tener conciencia de ellos, como son la flexión, extensión, separación,
aproximación, rotación lateral, y rotación medial.
Otro componente importante de esta zona del cuerpo son
los músculos de los miembros inferiores, que presentan características
similares a las de los miembros superiores, pero son más robustos, y menos
numerosos en correspondencia con sus funciones. Algunos son poli articulares y
actúan sobre las palancas óseas que se encuentran en estas regiones, mantienen
la estática del cuerpo en posición bípeda o vertical y provocan los movimientos
de estos durante la marcha.
En esta zona, lo más popular es el Tendón de Aquiles,
tanto por el personaje histórico al que le debe su nombre, como por su
importancia en la estructura del pie. ¿Cómo no recordar a Aquiles? El mayor de
los guerreros griegos en la guerra de Troya, a quien según la historia cuando
era niño lo bañaron en el río Éstige (actual Mavronéri) para hacerlo inmortal.
En este bautizo maternal hubo un pequeño detalle: Aquiles se hizo invulnerable
menos en el talón, por donde lo sostenía su madre. Por eso en los muros de
Troya, cuando se suponía que la guerra estaba ganada, Aquiles fue mortalmente
herido en el talón por su adversario París.
¿Qué semejanza tienen estos hechos narrados por Homero en
la Iliada, con esa zona del pie en los humanos? Que a pesar de su potencia son
vulnerables. Los músculos del pie, se unen distalmente formando el tendón de
Aquiles, que termina insertándose en el calcáneo y se caracteriza por su gran
potencia, como el héroe griego. Son capaces de elevar el cuerpo sobre la punta
del pie, acción muy importante para la marcha. Los huesos de esa área se
mueven, porque los músculos tiran del tendón al que están unidos, por tanto la
ruptura o separación del tendón de Aquiles supone la pérdida inmediata del uso
normal de la pierna y el pie, las personas no mueren como el griego al
agredirse su talón, pero sufren mucho.
Una conexión importante también es la de la pierna con el
pie. Los músculos de la pierna actúan principalmente sobre el pie y sus dedos.
Por ejemplo, los músculos anteriores son extensores de los dedos y flexores del
pie, mientras que los laterales son extensores, separadores y rotadores
mediales del pie. Los posteriores son flexores de los dedos y extensores del
pie.
También intervienen en la aproximación y rotación lateral
del pie, así como refuerzan la planta del pie.
Pero el pie en sí, tiene sus propios músculos.
Son cortos y se dividen en dos subgrupos: dorsales y
plantares. Los dorsales (extensor corto del dedo grueso y extensor corto de los
dedos) son músculos íntimamente relacionados, que llegan a considerarse como
uno solo. Se extienden en el dorso del pie, por debajo de los tendones del
músculo extensor largo de los dedos, procedentes de la región anterior de la
pierna y se van desde el calcáneo hasta las falanges proximales de los dedos,
actúan como sus nombres indican, como extensores de los dedos. Los plantares
son la mayoría de los músculos propios del pie y se distribuyen en tres
subgrupos: plantar medial (abductor, flexor corto y aductor del dedo grueso)
plantar lateral (abductor y flexor corto del quinto dedo) y plantar medio
(flexor corto de los dedos, cuadrado plantar, lumbricales e ínter óseos
plantares y dorsales).
Estos músculos se extienden hacia los dedos del pie,
sobre los cuales actúan según indican sus nombres. Los del subgrupo medial
mueven el primer dedo, los del subgrupo lateral mueven el quinto dedo y los del
subgrupo medio mueven los dedos segundo al quinto. Ellos refuerzan la bóveda
plantar y lo inervan las ramas del plexo sacro (nervios plantares medial y
lateral, rama del nervio tibial).
La planta del pie es una hoja muy resistente y compacta
de tejido fibroso, que se divide en cinco partes para cada uno de los dedos. Su
función es elevar el arco del pie cuando los dedos están extendidos. Los
pequeños músculos de la planta tienen un papel muy importante en el
sostenimiento del arco del pie. Bajo la gruesa piel de la planta y de las capas
de tejidos grasos situados bajo ella, se encuentran resistentes tiras
musculares que protegen los vasos y los nervios de la planta. La red de vasos
sanguíneos y nervios que se encuentra en el pie transmite el impulso
desencadenado por la contracción y el dolor.
Cubriendo todo este andamiaje del pie está la piel, que
forma una barrera protectora contra la acción de agentes físicos, químicos o
bacterianos sobre los tejidos más profundos. A su vez contiene órganos
especiales que suelen agruparse para detectar las distintas sensaciones, como
el sentido del tacto, la temperatura y el dolor. La capa más externa y
protectora, se conoce como epidermis, y la interna como dermis. En la primera
hay células muertas que contienen queratina, y la escleroproteína córnea que
forma también las uñas. En la punta de los dedos, en su cara superior, como una
parte de la piel que se modifica es que se ubican las uñas.
Cada centímetro cuadrado de piel, contiene cientos de
glándulas sudoríparas, están distribuidas por todo el cuerpo, pero son
numerosas en las palmas de las manos y en las plantas de los pies. El grosor de
la piel en la región plantar, a diferencia de la de los párpados (0,5 mm),
alcanza un máximo espesor de 4 mm o más. Como se sabe en la piel existe una red
de colágeno y de fibras elásticas, capilares sanguíneos, nervios, lóbulos
grasos y la base de los folículos pilosos y de las glándulas sudoríparas. Las
fibras elásticas de la piel están mejor desarrolladas en los lugares que se
someten a mayor presión como la planta de los pies.
Algo sumamente interesante es que la interfase entre
dermis y epidermis es muy irregular, consistente en una sucesión de papilas, o
proyecciones similares a dedos, que son más largas en la piel de las plantas de
los pies. En estas zonas, las papilas están asociadas a elevaciones de la
epidermis que producen ondulaciones con un dibujo de las crestas cutáneas muy
complejo, tienen el aspecto de lazos, arcos y bucles.
Cada persona se reconoce por esos dibujos, sobre todo en
las palmas de las manos, que no cambian ni siquiera con la edad, por ello se
utilizan como identificación individual y se denominan huellas dactilares.
Aunque los de las manos son los más conocidos, los de los
pies, nombrados podogramas, son útiles en la identificación de recién nacidos y
en exámenes forenses.
Por todas las cualidades enunciadas anteriormente, el pie
humano con sus huesos, articulaciones, músculos, tendones y el resto de sus
componentes, forma una de las construcciones mecánicas más complejas del cuerpo
humano. Mantener su salud garantiza más calidad en la vida.
El piè es la extremidad distal del cuerpo
humano, el pie se compone de unos 26 huesos que se reparten entre el tarso, el
metatarso y las falanges de los cinco dedos del pie. También está formado por
cartílagos y músculos. Tiene una gran sensibilidad al tacto que proviene de las
numerosas terminaciones nerviosas del pie. Distinguimos la planta (o bóveda
plantar) y el dorso, un borde medial y un borde lateral. Su parte posterior se
llama talón. Ligado a la pierna por el tobillo, el pie es indispensable tanto
para el equilibrio como para la marcha.